lunes, 7 de agosto de 2017

29 de Julio de 2017. TRANSITO

Hoy es día de transito. Cogemos el precioso dhow a las 6.30 de la mañana y a pesar de ir con motor, llegamos al embarcadero a las 8. Allí nos espera Fatah con un vehículo de 6 plazas (nos habían dicho que contratábamos uno pequeño) para llevarnos a las 2 a Ilha de Mozambique. El viaje son 8 horas, así que la llegada prevista es a las 4 horas de la tarde.
En el camino cambiamos de la provincia de Cabo Delgado a la de Nampula, que parece más húmeda, con multitud de árboles frutales y cajueiros. Hay varias paradas de policía, pero en la del cambio de provincia, Fatah se para y les da algo de dinero, pero aun así vienen a revisar los pasaportes con cara de pocos amigos…
Fatah es el propietario de una pequeña empresa de transporte situada en Ilha de Mozambique. Tiene 3 vehículos y recorre toda la zona con ellos. Siempre había sido conductor y hace 2 años se puso su propia empresa, en dos años cuenta con tres vehículos, pero dice que, aunque quiere seguir creciendo, es difícil en estos momentos porque los coches están muy caros y la gasolina también (0,60Mz/l: casi un euro).
La última parte del trayecto la pasamos sufriendo. Fatah lleva 8 horas de conducción, las primeras 2 por caminos y el resto esquivando a gente y animales…. Los ojos se le han puesto rojos y a nosotras nos da la impresión de que se está durmiendo. En varias ocasiones le espetamos para que despierte, pero vuelve a recaer…. Al final se lo decimos abiertamente y él se ríe y presume: lleva 15 años conduciendo y nunca ha tenido ningún accidente y ha conducido más de 15 horas seguidas…. Buf…. Nosotras esperamos que hoy no sea el primer día!
Por fin llegamos al largo puente que une el continente con Ilha de Mozambique a las 15.30 h.  El puente fue construido por los portugueses y son 8 km de un único sentido que se continúa por una larga calle empedrada que recorre toda la isla de sur a norte. Nuestro hotel está en la zona norte, en pleno casco histórico. Se llama Café Central y hace menos de un año que lo abrieron y dos meses que lo empezaron a colgar en booking. Es un edificio colonial restaurado. El edificio es muy bonito y tiene muchas posibilidades, pero la restauración es austera y le falta colorido y vida. La habitación que nos dan por error vale más de los 2500 Mz que pagamos, volvemos a tener suerte. Es amplia y limpia, pero vuelve a estar mal decorada a nuestro gusto, aunque tiene una ducha maravillosa y un baño de mármol muy bonito. El chico que lo gestiona es un austriaco que lleva aquí solo dos meses y todavía controla poco, pero es amable y trata de ayudarnos en lo posible.
Después de la reconfortante ducha nos vamos a palpar el primer contacto con el ambiente isleño. Nos sorprende lo bien cuidado que está y la cantidad de edificios restaurados que encontramos. El primer contacto es muy positivo.
Cenamos en uno de los restaurantes recomendados por la Bradt, el Ancora de Oro, no demasiado bien, la verdad, y nos vamos a descansar que estamos reventadas.


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