Hoy
es día de transito. Cogemos el precioso dhow a las 6.30 de la mañana y a pesar
de ir con motor, llegamos al embarcadero a las 8. Allí nos espera Fatah con un
vehículo de 6 plazas (nos habían dicho que contratábamos uno pequeño) para llevarnos
a las 2 a
Ilha de Mozambique. El viaje son 8 horas, así que la llegada prevista es a las
4 horas de la tarde.
En
el camino cambiamos de la provincia de Cabo Delgado a la de Nampula, que parece
más húmeda, con multitud de árboles frutales y cajueiros. Hay varias paradas de
policía, pero en la del cambio de provincia, Fatah se para y les da algo de
dinero, pero aun así vienen a revisar los pasaportes con cara de pocos amigos…
Fatah
es el propietario de una pequeña empresa de transporte situada en Ilha de
Mozambique. Tiene 3 vehículos y recorre toda la zona con ellos. Siempre había
sido conductor y hace 2 años se puso su propia empresa, en dos años cuenta con
tres vehículos, pero dice que, aunque quiere seguir creciendo, es difícil en
estos momentos porque los coches están muy caros y la gasolina también
(0,60Mz/l: casi un euro).
La
última parte del trayecto la pasamos sufriendo. Fatah lleva 8 horas de
conducción, las primeras 2 por caminos y el resto esquivando a gente y
animales…. Los ojos se le han puesto rojos y a nosotras nos da la impresión de
que se está durmiendo. En varias ocasiones le espetamos para que despierte,
pero vuelve a recaer…. Al final se lo decimos abiertamente y él se ríe y
presume: lleva 15 años conduciendo y nunca ha tenido ningún accidente y ha
conducido más de 15 horas seguidas…. Buf…. Nosotras esperamos que hoy no sea el
primer día!
Por
fin llegamos al largo puente que une el continente con Ilha de Mozambique a las
15.30 h. El puente fue construido por
los portugueses y son 8 km
de un único sentido que se continúa por una larga calle empedrada que recorre
toda la isla de sur a norte. Nuestro hotel está en la zona norte, en pleno
casco histórico. Se llama Café Central y hace menos de un año que lo abrieron y
dos meses que lo empezaron a colgar en booking. Es un edificio colonial
restaurado. El edificio es muy bonito y tiene muchas posibilidades, pero la
restauración es austera y le falta colorido y vida. La habitación que nos dan
por error vale más de los 2500 Mz que pagamos, volvemos a tener suerte. Es
amplia y limpia, pero vuelve a estar mal decorada a nuestro gusto, aunque tiene
una ducha maravillosa y un baño de mármol muy bonito. El chico que lo gestiona
es un austriaco que lleva aquí solo dos meses y todavía controla poco, pero es
amable y trata de ayudarnos en lo posible.
Después
de la reconfortante ducha nos vamos a palpar el primer contacto con el ambiente
isleño. Nos sorprende lo bien cuidado que está y la cantidad de edificios
restaurados que encontramos. El primer contacto es muy positivo.
Cenamos
en uno de los restaurantes recomendados por la Bradt, el Ancora de Oro, no
demasiado bien, la verdad, y nos vamos a descansar que estamos reventadas.
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